Los derechos de la naturaleza

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Empiezan a fortalecerse las críticas internacionales y las manifestaciones en contra de la construcción del Tren Maya por la depredación de la naturaleza y su impacto en el patrimonio arqueológico y en los derechos de los pueblos originarios que habitan ese territorio.

El Tribunal Internacional de Derechos de la Naturaleza ya entregó a la presidencia de la república una sentencia firmada por 23 jueces, exigiendo la suspensión de la obra.

Este veredicto fue dado a conocer globalmente por la argentina Maristella Svampa, presidenta de este tribunal internacional, sustentado en los trabajos realizados del 09 al 12 de marzo del 2023 en la ciudad de Valladolid, Yucatán, durante su octava audiencia.

La naturaleza, -como ecosistema-, es un patrimonio de la humanidad. Por lo tanto, los daños a la naturaleza en cualquier parte del mundo se convierten en una responsabilidad global y por ello, esto genera derechos a la comunidad internacional para manifestarse y quizá emitir jurisprudencia de alcance global.

La naturaleza está interconectada y lo que sucede en un país, impacta al resto del planeta. De este modo, el “ecocidio” que se está perpetrando en la ruta del Tren Maya, tendrá implicaciones en el planeta por el gran tamaño de la obra, 1,500 kilómetros de extensión.

Es evidente que este gobierno ignorará esta sentencia y todas las que interponga cualquier organismo, nacional o internacional.

Sin embargo, es importante que la sociedad mexicana tome conciencia de la responsabilidad que significa el cuidado de la naturaleza como un compromiso con las próximas generaciones de mexicanos, pero también con la comunidad internacional.

El impacto que está teniendo la irresponsable depredación de la naturaleza no es percibida por la sociedad. Sin embargo, es evidente que el cambio climático está modificando el equilibrio que hasta hace pocos años existía. Lo que sucede en una parte del mundo, repercute en el resto del planeta.

Cuando dentro de unos años descubramos que fue un proyecto fallido pues no está respaldado ni siquiera por un estudio de factibilidad comercial que garantice que los ingresos derivados de su operación alcanzarán para cubrir los altos costos de operación, que implican mantener en buen estado la infraestructura ferroviaria, los salarios del personal incluyendo sus prestaciones, los costos financieros y otros, ya será tarde.

Los derechos de la naturaleza se refieren a la necesidad de protegerla como un todo territorial que debe ser protegido legalmente.

Esta es una tendencia jurídica que responde a la creciente preocupación por la degradación ambiental, la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. Los defensores de los derechos de la naturaleza argumentan que la naturaleza tiene un valor intrínseco y que no debe ser vista simplemente como un recurso para el beneficio humano.

A continuación, se mencionan algunos aspectos relacionados con los derechos de la naturaleza:

Entre las instituciones y las ONGs ambientalistas existe la percepción de que las leyes y regulaciones ambientales existentes generalmente no son suficientes para proteger los ecosistemas y la biodiversidad. Se considera que la naturaleza debe ser protegida independientemente de su utilidad para los seres humanos, pues la experiencia muestra que los intereses económicos y empresariales generalmente se ponen por encima de la responsabilidad de proteger el medio ambiente y la naturaleza y con ello se justifica la depredación y los daños al ecosistema.

En algunos países se han promulgado leyes que otorgan derechos legales a la naturaleza. Por ejemplo, en 2008, Ecuador se convirtió en el primer país en incluir los derechos de la naturaleza en su Constitución. La Constitución ecuatoriana reconoce a la naturaleza como un sujeto de derechos y establece que el Estado tiene la responsabilidad de garantizar su preservación.

Otros ejemplos incluyen la declaración de los derechos legales del río Whanganui en Nueva Zelanda y la designación de la Gran Barrera de Coral en Australia como una entidad legal con derechos, que fueron reconocidos en 2019. Estos casos demuestran cómo los derechos de la naturaleza están siendo reconocidos en diferentes partes del mundo.

Reconocer los derechos de la naturaleza debe tener implicaciones legales y éticas. Esto significa que instituciones ambientalistas y ONGs tienen la capacidad legal y jurídica de presentar demandas en nombre de la naturaleza, para evitar daños ambientales. Urge equilibrar los derechos de la naturaleza con los derechos humanos y con el desarrollo económico.

Sin embargo, los derechos de la naturaleza no están exentos de controversia. Los gobiernos argumentan que esto podría tener consecuencias económicas negativas al limitar la explotación de recursos naturales. Otros cuestionan la capacidad de la naturaleza, -como sujeto de derechos jurídicos-, para ejercer acciones legales para protegerse a sí misma.

En resumen, los derechos de la naturaleza representan un novedoso enfoque jurídico en la conservación y protección del medio ambiente, que busca otorgar a los ecosistemas y elementos naturales un estatus legal y moral similar al de los seres humanos. Su reconocimiento y aplicación varían según el país y su sistema jurídico.

Sin embargo, en México necesitamos crear conciencia de ello para evitar la depredación y la explotación indiscriminada y sin control de nuestros recursos naturales, como también está sucediendo con nuestros bosques y con el agua, así como la contaminación de ríos y lagunas.

Sin embargo, quien debiese dar el ejemplo es el gobierno federal, pero con la construcción del Tren Maya ha mostrado el poco respeto que se tiene para con los derechos de la naturaleza.

La creación de leyes ambientalistas es urgente.

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